Nuestro miedo más profundo no es el de ser inadecuados.

Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos más allá de toda medida.

Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nos preguntamos:

¿Quién soy yo para ser brillante, hermoso, talentoso, extraordinario?

Más bien, la pregunta a formular es: ¿Quién eres tú para no serlo?

domingo, 13 de mayo de 2012

Los buenos padres


 Los buenos padres no le dan a su hijo todo lo que necesita.
- Le enseñan que él es capaz de conseguir lo que quiere.

- Los buenos padres no buscan hacer feliz a su hijo.
- Le enseñan que la felicidad depende de cada uno.

- Los buenos padres no le dan oportunidades a su hijo.
- Le enseñan a buscarlas, a crearlas y a aprovecharlas.

- Los buenos padres no le dan a su hijo lo mejor para que sea feliz.
- Le enseñan a disfrutar y a encontrar lo mejor, aún en lo más sencillo.

- Los buenos padres no le enseñan a su hijo a superar siempre a los demás.
- Le enseñan a superarse a sí mismo.

- Los buenos padres no le enseñan a su hijo a decir todo lo que piensa.
- Le enseñan que lo que pensamos no es la verdad absoluta y que debemos ser cautelosos al expresar nuestras opininiones, teniendo en cuenta los sentimientos de los demás.

- Los buenos padres no le resuelven los problemas a su hijo.
- Le enseñan a asumir la responsabilidad y a aprender de sus errores.

- Los buenos padres no le enseñan a sus hijos a evitar los fracasos.
- Le muestran que el fracaso es parte del camino hacia el éxito.

- Los buenos padres no convencen a su hijo de su importancia en la sociedad.
- Le enseñan que sirviendo se volverá importante para ella.

- Los buenos padres no le enseñan a su hijo a ser crítico y resentido ante las injusticias.
- Le enseñan a contribuir en paz y a construir la justicia.

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