Nuestro miedo más profundo no es el de ser inadecuados.

Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos más allá de toda medida.

Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nos preguntamos:

¿Quién soy yo para ser brillante, hermoso, talentoso, extraordinario?

Más bien, la pregunta a formular es: ¿Quién eres tú para no serlo?

martes, 21 de agosto de 2012

Dios, concédenos



Dios, concédenos la gracia de aceptar con Serenidad
Las cosas que no pueden ser cambiadas,
Valor para cambiar las cosas
Que deberían ser cambiadas,
Y la Sabiduría para distinguir
Las unas de las otras.

Viviendo cada día,
Disfrutando cada momento,
Aceptando las adversidades como un camino hacia la paz,
Tomando, como hizo Jesús,
Este mundo imperfecto tal como es,
No como a mí me gustaría que fuera,
Confiando en que Tú harás que todo vaya bien,
Si yo me entrego a Tu voluntad,
De modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida,
Y enormemente feliz contigo para siempre en la siguiente.
Amén.

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