Nuestro miedo más profundo no es el de ser inadecuados.

Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos más allá de toda medida.

Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nos preguntamos:

¿Quién soy yo para ser brillante, hermoso, talentoso, extraordinario?

Más bien, la pregunta a formular es: ¿Quién eres tú para no serlo?

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La ley del dar


“La segunda ley espiritual del éxito es la ley del dar. También podría llamarse la ley del dar y del recibir porque el universo opera a través de un intercambio dinámico. (…) Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. (…) En realidad, recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si detenemos el flujo de alguno de los dos, obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza.”
Deepak Chopra nos habla de esta segunda ley universal y expone un fragmento de algún texto de Rabindranath Tagore. Pero, para aquellos que estáis más familiarizados con los textos cristianos, ¿os suenan mensajes como estos?:
  • “Al que tiene mucho se le dará más y al que no tiene se le quitará incluso lo poco que tiene”.
  • “Trata a  los demás como deseas que te traten a ti”.
  • “El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga”.
La sabiduría antigua, sea del corte religioso que sea, independientemente de la cultura de la que provenga, está llena de menciones que nos llevan irremediablemente a esta ley. “Todo lo que se va debe volver”.
Sin embargo, si recordamos el primer post de esta serie estamos hablando del éxito espiritual y no del material. Por tanto, no estoy hablando de dar cosas materiales para obtener mayor riqueza.
“En realidad las formas más poderosas de dar no son materiales. Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar y no cuestan nada.”
Intentemos dar aquello que buscamos para activar esta energía vital. Cuando entramos en contacto con alguien seamos los primeros en tratar al otro con respeto y amor y recibiremos el mismo regalo de su parte a cambio. Al practicar esta ley y ver los resultados, nos retroalimentaremos, más la querremos aplicar, más daremos y más recibiremos.
Y si como aprendimos en la primera ley, ya sabemos que somos intrínsecamente ricos porque estamos conectados con nuestro interior, con nuestra esencia, con el pozo infinito de conocimiento, siempre tendremos algo que dar, simplemente hará falta rescatarlo de nuestro interior.
1) Se trata de practicar la ley para activarla así que para aquellos que no tengáis mucho hábito, como yo, probad a utilizar la sonrisa y veréis el poder que tiene este simple gesto. Si desde la mañana tratamos al otro de manera más amable, incluso desde simplemente nuestro lenguaje corporal, veremos lo que recibimos.
2) ¿Os habéis fijado alguna vez en una persona muy tacaña? No sé si estaréis de acuerdo, pero todas las que yo conozco tienen la cara chupada, la piel como pergamino y apenas sonríen. Es como si el afán de acumular, sin soltar, les estuviera consumiendo por dentro por no estar contribuyendo al flujo vital de dar y recibir, como si no estuvieran sintonizados con la verdadera fuente de riqueza, la espiritual…
3) No os olvidéis tampoco de pasear, de vez en cuando, por la naturaleza, para ver como ella da de todo de una forma sencilla. Yo tengo la suerte de estar en ella permanentemente, y disfruto en mis paseos, dando gracias y sintiendo que ella provee de todas las necesidades, ¿o acaso lo hemos olvidado? Estamos tan acostumbrados a ir al supermercado a comprar alimentosenvasados que pensamos que nacen de la estantería.
Yo estoy en el camino intentar recibir, con gratitud, todos los regalos que la vida me da y progresivamente ir dejando de buscar aquello que no me da. He reducido el nivel de estrés y de ansiedad.
Y además me he dado cuenta de la magia de recibir aquello que no espero y que es inmensamente más poderosa que aquello en lo que se empeña mi ego. Ahora bien, he tenido que trabajar primero para reorientar mi antena hacia lo espiritual porque, aquello que normalmente nos trae la vida, no viene con el traje que estamos acostumbrados a identificar.
Una amiga especial me regaló su frase favorita mientras escribía sobre esta ley. Esto me animó a terminar la serie de siete leyes espirituales del éxito que dejé inacabadas allá por el mes de Marzo. Ahora comparto esta frase con todos vosotros, una frase de un personaje de la Historia con Mayúsculas. Y así contribuir a mantener viva su memoria y al fluir esencial.
“Todo lo que no se da se pierde”
Teresa de Calcuta

No hay comentarios:

Publicar un comentario