En ella un granjero al pasear por el bosque en invierno encuentra una víbora moribunda a causa del frío. Éste se apiada de ella y decide llevarla a su casa para que se reponga. La ubica junto al fuego y el hijo del granjero la adopta como mascota. Al sentirse revivir con el calor la víbora ataca y trata de morder al hijo. El granjero interviene a tiempo y mata a la alimaña.
La moraleja de la historia es que "de nada sirve hacer el bien con quien solo están predispuestos a devolverte el mal": No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen (Mateo 7:6
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